Wednesday, June 22, 2011

Lost in translation

Bueno, bueno… ¡por fin de vuelta! Llevo queriendo escribir semanas, pero he estado MUY liada… Una de las cosas que más tiempo me ha quitado ha sido precisamente una traducción que me encargaron. Mi primera reacción ante el proyecto fue “¡Por supuesto!”. Una nueva oportunidad, un poco de dinero extra… Sin embargo, no pensé en mi ya antigua relación amor-odio con las traducciones. Ya dijo alguien que cada idioma es una forma de entender el mundo; pues bien, si hablando el mismo idioma tenemos problemas al tratar de entendernos, ya se puede uno imaginar lo que ocurre cuando tratamos de expresar lo que OTRA persona ha dicho en OTRO idioma: caos.

Si es verdad que todo esto es por castigo de Dios por tratar de construir la famosa Torre de Babel, la verdad es que nos jorobó a base de bien… La referencia religiosa me recuerda de hecho a San Jerónimo. Allá en el siglo IV, cuando le encargaron la traducción de la Biblia al latín, el pobre hombre ya se halló con el eterno dilema: ¿traducir palabra por palabra o sentido por sentido? A esto se le añade la complicación siguiente: la Biblia, escrita en tres idiomas diferentes, por diferentes autores, muchos de los cuales ni siquiera dominaban el idioma en el que escribían, tenía que ser traducida al latín, lengua que ya nadie hablaba de forma nativa. En mi opinión, una receta perfecta para crear algo completamente diferente del original… En fin, que las traducciones no son fáciles.



Y esto me hace pensar en la cantidad de veces que nos encontramos palabras que, sencillamente, NO se pueden traducir… Hace un par de años, la basílica de la Macarena de Sevilla decidió renovar su museo. Con la intención de hacerlo más interactivo e internacional, decidieron poner tanto en español como en inglés todas las explicaciones que se ofrecían: tanto resúmenes históricos que contextualizaban lo que se muestra en el museo, como explicaciones de cada uno de los objetos que se exponen. ¿Traductora de dichos textos? Servidora. Y a ver, señores, cómo le explican ustedes a un yanqui o a un británico blanquito con colores en las mejillas y sandalias con calcetines, lo que es una bambalina, un respiradero o un llamador… Y que el hermano mayor de una hermandad no es el Big brother, que los nazarenos no son del Ku Klux Klan… Bueno, explicar se puede (más o menos), pero el espacio necesario no es poco… Y en las breves explicaciones que se encuentran en un museo, lo último que sobra es espacio. Al menos un libro da la opción de notas a pie de página, ¿pero un museo? Pues ahí estaba yo, haciendo lo que podía, pidiéndole ayuda al pobre Anderson que, ni católico ni español, hizo todo lo posible por entender de qué narices le estaba hablando para ayudarme a buscar la palabra adecuada… Tras muchos videos, fotos, y explicaciones culturales, el resultado fue lo más exacto posible, en mi opinión. Pero aun así, la frustración de no tener una palabra exacta, perdura.

Lo mismo ocurre con el inglés traducido al español. Ni qué decir tiene que, el castellano, es una lengua con muuuuucho más color (y arte) que el inglés, pero sí que es cierto que esta gente tienen palabras para todo… No tienen tanta variedad en un mismo campo, el español gana por goleada en eso y en sinónimos que sólo varían unos de otros en pequeños detalles; pero, ¿palabras específicas para CUALQUIER COSA? Ahí el inglés nos puede… Además, tienen esta bendita posibilidad de crear verbos de nombres. El pobre hablante de español tiene que “buscar en google” o “mirar en google”; el angloparlante ha creado el verbo “to google” para esto, y se queda tan contento. Lo mismo con Wikipedia, al hispanoparlante que no sabe algo, le dice su amigo: “búscalo en Wikipedia”. Tres… largas… palabras… ¿En inglés? “Wiki it”. Ahí, en un plis-plas. Ni te enteras de lo que te ha dicho el paisano, ha sido rápido como el rayo…

Y entre ambos mundos estamos los “exiliados” de nuestra querida España (u otro país de habla hispana) que vivimos en cualquiera de las partes del mundo donde se habla inglés (aunque me imagino que también ocurre con otros idiomas): que ya no hablamos ni lo uno ni lo otro. Yo hago todo lo posible por no convertirme en una de esas personas que, fuera de España por mucho tiempo, acaba hablando raro y usando palabras incorrectamente, sólo porque se parecen a las inglesas. Cada mes, yo pago rent por mi casa, que NO es renta, es alquiler. Y cada año, tengo que rellenar mis taxes, que no son tasas, son impuestos. ¿Cuál es la ironía de todo esto? Que mi puñetero blog está en dos idiomas y, ahora mismo, escribiendo lo que os estoy escribiendo, pienso “¿cómo narices voy a traducir todo al inglés?”. El cuento de nunca acabar…

Estos problemas de traducción me hacen pensar en grandes eventos como reuniones de la ONU, y cosas así.  Si a los políticos no los entiende nadie en su propia lengua, Dios mío de mi vida lo que deben pensar de ellos los representantes de otros países… Esos que tan sólo pueden confiar ciegamente lo que le dice un intérprete a través de un pinganillo. Intérprete que, por mucha formación, estudios y práctica que tenga, es humano y tiene que ser exacto y fiel a lo que sea que diga quien esté hablando. Y si se confunde o se le escapa algo… ¡hala!, conflicto armado, ruptura de negociaciones, bla bla bla… Y todo porque donde dije digo, digo Diego… (¿“Where I said I said, I say Diego”? Véis, si es que no hay solución…).

Al mismo tiempo, la cuestión de los idiomas tiene sus ventajas (aparte de la obvia de poder ir a más sitios y entenderse con la gente). Si, como decía antes, cada idioma es una forma de entender el mundo, aquellos con varios idiomas tienen una mayor perspectiva de las cosas, una visión más amplia. Y yo soy desafortunada por sólo tener el inglés, pero conozco a varias personas que tienen tres, cuatro, o más idiomas… Para mí, una de las cualidades más envidiables…

En fin, que esto de los idiomas y las traducciones es complejo… Pero también “engancha”: es como una especie de puzzle, o rompecabezas. Queremos encontrar la pieza específica que encaja a la perfección en el hueco y no paramos de buscar hasta que damos con ella… Es buscar un grano de arena específico en una playa (o en un reloj… ;) ).

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Well, well, well… back at last! I’ve been wanting to write for weeks, but I’ve been VERY busy… One of the things that took me more time has actually been a translation that I had to make. My first reaction to the project was “Of course!” A new opportunity, some extra money… However, I was not thinking about my old love-hate relationship with translations. Someone said once that each language is a different way to understand the world; well, if speaking the same language we already have problems to understand each other, one can only image what happens when we try to express what ANOTHER person has said in ANOTHER language: chaos.

If it’s true that this is all God’s punishment for trying to build the Tower of Babel, He really messed it up for us… The religious reference actually reminds me of San Jeronimo. Back in the 4th century, when he was assigned the translation of the Bible into Latin, the poor fellow found himself wondering about the eternal dilemma: translating word by word or meaning by meaning? To this, we need to add the following complication: the Bible, written in three different languages, by several authors, many of which were not even fluent in the language in which they wrote, had to be translated to Latin, a language that nobody spoke natively anymore. In my opinion, the perfect recipe to create something completely different from the original… Oh well, translations are not easy.

And this makes me think about the amount of times that we find words that, simply, CANNOT be translated… A couple of years ago, the basilica of la Macarena in Sevilla decided to remodel its museum. With the objective of making it more interactive and international, they decided to write both in Spanish and in English all the explanations that they offer: historic summaries that give context to what is in the museum, and descriptions of each of the objects that are displayed. Who was the translator for these? Exactly: me. And, let’s see, how would you explain to a “yankee” of a whitey British man with pink cheeks and sandals and socks, what is a bambalina, a respiradero, or a llamador… And that the hermano mayor of a brotherhood is not the “Big brother”, and that nazarenos are not from the Ku Klux Klan…* Well, one can explain these (more or less), but the necessary space for it is not little… And in those brief explanations that can be found in museums, last thing to spare is space. In a book, at least, one has the option of footnotes, but a museum? So there I was, doing as much as could, asking for help to my poor Anderson who, neither catholic or Spanish, did as much as he could to understand whatever the heck I was talking about to help me look for the right word… After many videos, photos, and cultural explanations, the result is as exact as it could be, in my opinion. Nevertheless, the frustration of not having an exact word, remains.

Same thing happens with English translated into Spanish. I don’t have to say that Spanish is a language much more colorful than English, but it is also true that these people have words for everything… They don’t have as much of a variety per field as we do, Spanish wins that battle easily, as well as the one of synonym words that only differ from each other slightly; but, specific words for ANYTHING? English wins that one… Also, they have that wonderful ability to create verbs from nouns. The poor Spanish speaker has to “look for something in google” or “check in google;” the English speaker has created to verb “to google” for this, and that’s it. Same thing with Wikipedia; if a Spanish speaker doesn’t know something, a friend may say: “search in Wikipedia.” Three… long… words… In English? “Wiki it.” There you go, in a heartbeat. You almost couldn’t hear what the guy said, it was fast as lightning…

And in between those two worlds it’s us, the “exiles” of our dear Spain (or any other Spanish-speaking country) that live in any of those parts of the world where English is spoken (although I guess it also happens with other languages): we don’t speak one or the other anymore. I try my best not to become one of those people who, after being abroad for a long time, ends up speaking in an odd way, using the wrong words just because they sound like the English ones. Each month I pay “rent”, which is NOT renta, but alquiler. And each year I file my “taxes”, which are not tasas, but impuestos. What’s the irony in all this? That my freaking blog is in two languages and, right now, as I write, I’m thinking “how the heck am I going to translate all this into English?” A never-ending story…

These translation problems make me think of big events like the UN meetings, and things like that. If nobody understands politicians, even in their own language, oh God, what may the representatives of other countries think of them…? Those who can only trust blindly what they hear the interpreters say through their earpieces. Interpreters who, no matter how much education or practice they may have, are human and they have to be exact and faithful to what the person talking says. And if they make a mistake or something escapes to them… bang!, an armed conflict, a breaking of negotiations, blah blah blah… And all because donde dije digo, digo Diego… (Spanish idiom, not sure how to translate… You see??? Translation is not easy!!).

At the same time, the question of languages also has advantages (apart from the obvious one of going to other countries and being able to understand people). If, as I said before, each language is a way to understand the world, those who know several languages have a better perspective of things, a broader view. And I’m not that lucky, since I only know English, but I have friends that know three, four, or more languages… To me, an enviable ability…

So, yeah, this thing of languages and translations is quite complex… But it also grips you: it’s like a puzzle. We want to find the specific piece that fits perfectly in the space and we don’t stop until we find it… It’s looking for a specific grain of sand at the beach (or in an hourglass… ;) ).


* Explanations of these terms would take a while... If you're curious of what I'm talking about, check this link: http://en.wikipedia.org/wiki/Holy_Week_in_Seville

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