Tuesday, August 2, 2011

Definirse es reducirse

Y de nuevo, mucho tiempo sin escribir… El verano se está pasando volando, casi no me puedo creer que ya estemos en agosto. Son muchas las cosas que tengo y he tenido en la cabeza últimamente (aparte de mis santas lecturas para los exámenes), y, una vez más, en mis huracanes mentales, les pongo un lacito a todas y les busco un punto común. El ojo del huracán.



¿Algunas de estas tantas cosas? Familia, distancia, enfermedad, muerte, identidad, búsqueda… Algunas relacionadas entre sí, otras más distantes. Muchas veces un pensamiento simple me lleva a otro, y a otro, y a otro… y en cuestión de unos minutos pienso “¿cómo he llegado yo a esta idea?”; y me paso otro rato recorriendo mis mismos pensamientos en sentido inverso para llegar al origen. Estoy segura de que esto es algo que nos ocurre a muchos, pero a mí es que esta cabecita que Dios me ha dado no me para nunca… A esto se le une la monotonía de mis días, en los que si hay algún cambio, es siempre el mismo cambio; y si hay alguna novedad, es sencillamente el orden en el que las cosas monótonas ocurren. Y es mi día a día, mi llevar aquí en “mi colina” todo el verano, que me hace pensar más en lo que extraño: mi familia, mi casa, mi tierra… Sólo hago repetirme que en diciembre vuelvo a Sevilla, a mis padres, mi hermano, mis amigos… Pero hay también cosas que extraño que ya nunca las voy a tener. Últimamente he pensado mucho mucho en mi abuela… en cómo se fue, estando yo tan lejos… No es un pensamiento aleatorio; de hecho, pienso en ella prácticamente a diario, pero estos días han sido diferentes… pero, como digo, no es aleatorio: el abuelo de Andy está muy muy malito, el hermano de mi abuela murió hace unos días… y todo eso me ha hecho pensar incluso más. Y no me quiero obsesionar hablando de muerte, que bastante presente la he tenido siempre y demasiado miedo me ha dado como para encima dedicarle una entrada de blog; pero sí que es cierto que ha sido una de las ideas más presentes que he tenido en estas semanas… ¿Y cómo relaciono esto con las demás cosas que mencioné antes? ¿Qué tiene que ver la muerte con la identidad? Hay que seguir pensando…

El miedo a la muerte, creo yo, es uno de los más comprensibles que una persona puede tener. Pero es que yo, aunque esto no sean noticias para el que me conozca un poquito, soy una cobarde nata. Yo creo que si soy responsable es más por miedo que por carácter. Me aterra que algo pueda ir mal, me da miedo lo desconocido, el tener una situación inesperada que no puedo resolver o controlar… ¿Y qué hay más desconocido, aleatorio e incontrolable que la muerte? La muerte es, en el fondo, sólo una cosa más de la que no sabemos nada. Para el que tenga la suerte de haber nacido con la fe suficiente como para creer en la certeza que algunas religiones ofrecen sobre lo que hay después de morir, puede que sea más llevadero. Para los que estamos en esta desesperación de la incertidumbre, de querer creer pero no poder, como decía Unamuno, para nosotros es más complicado…



Qué problema éste, el de las estructuras binarias que inundan el mundo: vivo/muerto, hombre/mujer, sí/no… Por definición vamos a estar siempre en un lado, lo cual nos incapacita para saber cualquier cosa del otro. Y eso me lleva al tema de la búsqueda y la identidad. Como hijos de la Ilustración (que parece que queda muy lejos, pero 200 años en historia no son nada), somos muy dados a definir, a poner etiquetitas a todo. Si pudiéramos, meteríamos en botecitos de cristal cada elemento de la creación y les pondríamos su nombre en una etiqueta (poco más o menos lo que supone que hizo Dios, mostrándole a Adán cada cosa para que la nombrara). Pero, como ya dijo alguien, definir es reducir. Las palabras, creación humana y, por ende, imperfecta, no son suficientes… Todos vivimos, todos experimentamos en primera persona lo que es la VIDA. Sin embargo, se va uno al diccionario y lee:

Vida:

1.     Fuerza o actividad interna sustancial, mediante la que obra el ser que la posee.
2.     Estado de actividad de los seres orgánicos.
3.     Unión del alma y del cuerpo.
4.     Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento de un animal o un vegetal hasta su muerte.

Y así siguen los sabios de la Real Academia hasta un total de 20 definiciones para esta palabra. Sin embargo, las leemos, una tras otra, y son sólo palabras… No están siquiera a años luz de expresar lo que VIDA significa verdaderamente…



Y aquí es donde lo uno todo, todas esas ideas de muerte, de identidad y de mil cosas más que me pasan por la mente: nuestra limitación. Estamos tan limitados desde nuestro primer día de existencia, que es casi cruel… Estar expuesto a tanto mundo con tan pocas herramientas… Mientras vivamos, no sabremos lo que es la muerte; mientras necesitemos palabras, no vamos a poder comprender lo que son verdaderamente las cosas… El ser humano es, en verdad, una mezcla tan compleja de tantas cosas… Y esa misma complejidad que nos hace uno de los elementos más increíbles de la creación, es precisamente lo que nos limita.

Escribo. Paro. Releo lo escrito. Y, una vez más, estas palabras que aquí veo no alcanzan a describir lo que hay en mi cabeza… Puede que esa sea la belleza de la literatura: tantos géneros que existen, tantos libros que se han escrito… Parece ser un desesperado y sublime grito de auxilio, un intento constante de los hombres de llegar a describir algo que todos vemos, pero nadie puede tocar, algo que lo convierta en real. Y no sólo la literatura: las artes en general parecen ser la esperanza humana, el empeño continuo de querer expresar algo y descubrirlo en su esencia.

Puede que algún día encontremos la clave para solucionar todos estos dilemas. Hasta entonces, tendremos que seguir intentado lo que decía mi querido Unamuno: “hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento”, seguir intentando ver el otro lado, incluso sabiendo que está en sombras a nuestros ojos; seguir girando el reloj de arena con la esperanza de algún día entender ambos lados. 

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And, again, a long time without writing… Summer is going by very quickly, I can’t believe we are already in August. There are, and there have been, many things in my head lately (apart from my dear readings for my exams), and, once again, in my mental hurricanes, I gather them together, I tie them, and I look for a common spot. The eye of the hurricane.

Which things? Family, distance, sickness, death, identity, search… Some are related among them, some are not. Many times, a thought takes me to another one, and another one, and another… and in minutes I start thinking “how did I get to this idea?”; and I take some more time to go back, thinking in reverse, to reach the origin. I’m sure this happens to many of us, but it’s just that this head of mine never stops working… To this we have to add the monotony of my days, in which changes are always the same; if there is anything new, is the order in which my daily routine happens… And it’s my day by day, my being here in “my Hill” all summer, that makes me think about the things I miss: my family, my home, my homeland… I’m always repeating to myself that I’ll be back in Sevilla in December, with my parents, my brother, my friends… But there are also things that I miss that I’m never going to have anymore. I’ve been thinking a lot lately about my grandmother… about how she left, with me being so far away… It’s not a random thought; in fact, I think about her daily, but these days have been different… but, as I say, this is not random: Andy’s grandpa is very very sick, my grandma’s brother died a few days ago… and all that made me think even more. And I really don’t want to talk too much about death, I’ve had enough with having it always quite present and being too scared of it as to also dedicate an entry of my blog to it; but it’s true that it’s been one of the most constant ideas that I’ve had during these past weeks… And how do I relate all this with the rest of the ideas I mentioned before? What does death have to do with identity? We have to keep thinking…

Fear of death is, in my opinion, one of the most understandable fears that a person can have. It’s just that I am, and this is not news for those who know me a little, a natural born coward. I think that if I’m responsible, it’s more out of fear than out of character. I’m scared of things going wrong, of the unknown, of facing an unexpected situation that I can’t fix or control… And is there anything more unknown, random and uncontrollable than death? Death is, in the end, just one more thing about which we don’t know anything. For those who are lucky enough to have been born with faith to believe in the certainty that some religions offer about what’s after death, it may be easier. For those of us who live in the desperation of uncertainty, of wanting to believe but being unable to, like Unamuno said, for us is more complicated…

What a problem, this one of the binary structures that flood the world: alive/dead, man/woman, yes/no… By definition, we are always going to be on one side, which disables us from getting to know anything about the other. And that takes me to the topics of search and identity. As good children of the Enlightenment (that seems to be far away, but 200 years in history are nothing), we are very prone to defining, to labeling everything. If we could, we would bottle every single element of creation and we would write its name in a label (pretty much what God supposedly did, showing Adam every thing so that he would name it). However, as someone already said, to define is to reduce. Words, human creation and, thus, imperfect, are not enough… We all live, we all experience in the first person what LIFE is. Nevertheless, one goes to the dictionary and reads:

Life:

1.     Strength or substantial internal activity, by means of which the being that possesses it acts.
2.     State of activity of organic beings.
3.     Union of body and soul.
4.     Space of time between the birth and the death of an animal or plant.

And the wise men of the Academy keep going this way until the reach a total of 20 definitions for this word. However, we read them, one after the other, and they are just words… They are not even light years away from expressing what LIFE means…

And here is where I bring all these ideas of death, identity and more together: our limitation. We are so limited from our very first day of existence that it’s almost cruel… Being exposed to so much world with so few tools… As long as we live, we’ll never know what death is; as long as we have words, we won’t be able to understand what things truly are… Human beings are, truly, such a complex mix of so many things… And that same complexity that makes us one of the most extraordinary elements of creation is precisely what limits us.

I write. I stop. I reread what I have written. And once again, these words that I read here don’t get to describe what’s on my mind… Maybe that’s the beauty of literature: so many genres, so many books that have been written… It seems to be a desperate and sublime call for help, a constant attempt of men to get to describe something that we can all see, but nobody can touch, something that would make it real. And not only literature: the arts in general seem to be the human hope, the determination of wanting to express something and discover its essence.

Maybe one day we’ll find the key to solve all these dilemmas. Until then, we will have to keep trying what my dear Unamuno said: “we have to feel the thought and think the feeling”, keep trying to see the other side, even knowing that it’s in the shadows in our eyes; keep turning the hourglass with the hope of, one day, understanding both sides.