¿Qué hay de nuevo? Bueno, pues un poco de todo: malo, bueno, y ni lo uno ni lo otro... Posiblemente el hecho más importante de las últimas semanas ha sido, desgraciadamente, la muerte del abuelo de Anderson. Muchos ya sabíais que estaba enfermo, que llevaba más de un año luchando de todas las formas posibles contra un cáncer que se extendía por todas partes... Hasta finales del año pasado, estuvo "bien", pero todo cambió de repente a finales de febrero. Unos resultados de unas pruebas mostraban un principio de fallo hepático. Casi no hubo tiempo de reaccionar... a los dos días lo llevaron a urgencias y allí le dieron la noticia que sabíamos que tendría que llegar en algún momento (pero que no por ello es menos dura): ya no había nada que hacer sino esperar. Era cuestión de días, según los médicos, y todo dependía de la fortaleza del pobre hombre. Días muy difíciles siguieron... todo era una agonía constante, no sabíamos si iba a ser cuestión de un día o una semana. Sin embargo, dentro de lo malo, hubo un momento feliz que pudimos compartir con la familia. El abuelo de Anderson tenía una gran ilusión por vernos casados, pero sabíamos que eso no iba a poder ocurrir. Así que, para que el hombre tuviera una alegría lo más cercana posible a esa, decidimos prometernos ese mismo fin de semana. No fue una decisión totalmente repentina; Anderson y yo ya lo habíamos hablado y, como sabíamos que a Pa le quedaba poco tiempo, pensamos en hacer una pequeña ceremonia con la familia y compartir ese momento con todos ellos. Sin embargo, pensamos hacerlo alrededor de abril, pero los planes cambiaron... Ese mismo fin de semana, Anderson y yo preparamos una cenita, y con la familia a nuestro lado, Anderson me pidió que me casara con él, entregándome el mismo anillo de compromiso que su abuelo le había dado a su abuela 47 años atrás. Fue un momento muy bonito para todos, y es muy especial para mí llevar este anillo. Aunque en España el compromiso "oficial" no sea una costumbre muy común, aquí (especialmente en el sur) sí lo es. Por eso mismo Anderson quiso hablar con mis padres antes de pedirme matrimonio, y así lo hizo. Mis padres entendieron perfectamente la situación, y también sabían que este momento iba a llegar tarde o temprano, así que se alegraron mucho y agradecieron su gesto.
Aquella noche en que nos prometimos, fue la última en la que Pa, el abuelo de Anderson, se levantó de la cama. Incluso comió un poco durante la cena, algo que ya prácticamente había dejado de hacer. Dos semanas después, murió. Han sido, y siguen siendo, tiempos muy difíciles para la familia. Sin embargo, a todos nos alegra y nos conforta saber que Pa tuvo ese momento de alegría poco antes de morir. Y no sólo ése, sino muchos otros que especialmente durante el último año hemos querido compartir con él.
Recientemente, la madre de una persona muy querida en mi familia, también murió. No obstante, no quiero hacer de esta entrada una de tristeza. Muy al contrario, quiero transmitir un mensaje positivo y quizás de reflexión. En casos como éste, de un familiar que nos deja (especialmente un padre o un abuelo), es difícil encontrar algo que decir que alivie el dolor de la familia, algo que hacer por ellos que les pueda hacer sentir mejor, una palabra que no suene superficial ante tanto dolor... Quizás no hay palabras, pero sí imágenes. Todos guardamos en la memoria momentos especiales que vivimos con nuestros seres queridos. ¿Quién no ha recordado cosas que ya ni sabíamos que se encontraban en nuestra memoria cuando pensaba en un ser querido que ya no está? La memoria puede ayudarnos a través de los momentos más difíciles...
Pero es muy fácil caer en el error de considerar la memoria algo retrospectivo, y de ahí la cita que he escogido como título de esta entrada. No pensemos en la memoria sencillamente como un recuerdo del pasado. La memoria está viva, y como una planta, hay que alimentarla. Cada día vivimos momentos que, algún día, serán nuestros recuerdos. Por eso hay que aprovechar cada segundo, ser "pro-activos" (ahora que está tan de moda esa expresión) y pensar no sólo en lo vivido, sino en lo que nos queda por vivir. Cada día creamos recuerdos... Es una especie de hucha en la que vamos metiendo moneditas poco a poco. Ese día, esos pocos céntimos nos parecen un poco inútiles ("¿qué voy a comprar yo con eso, si no es nada?"). Pero un día algo ocurre y necesitamos toda la ayuda posible... Abrimos la hucha y, lo que eran sólo unos céntimos cada día, se han convertido en una cantidad mayor que nos ayuda a salir del problema.
Los buenos recuerdos no son lo único que nos va a ayudar a sanar una herida tan profunda como la que deja la muerte de un ser querido, pero son sin duda un buen ungüento para empezar la cura. El tiempo, la familia y los amigos, la tan difícil de encontrar a veces actitud positiva frente a las cosas... Todo eso y más es necesario. Nadie dijo que fuera a ser fácil, pero muchos sí han dicho que somos capaces de grandes cosas, de mucho más de lo que pensamos que podemos hacer... Cuando el reloj de arena deja caer el último grano, no debemos pensar que ahí termina la historia. Tan sólo hay que tener la fuerza para darle la vuelta a la cápsula de cristal y empezar de nuevo...
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"It's a poor sort of memory that which only works backwards." (Lewis Carroll)
Long time no entry! And it has not been because I didn't feel like writing... In fact, many things have happened in the past couple of months and I've been wanting to share some lines for weeks, but circumstances sometimes make us change the path we were planning on taking and take the long way around to get to the same place...
Long time no entry! And it has not been because I didn't feel like writing... In fact, many things have happened in the past couple of months and I've been wanting to share some lines for weeks, but circumstances sometimes make us change the path we were planning on taking and take the long way around to get to the same place...
What's new? Well, a little bit of everything: some bad, some good, and some in between... The most important event in the past few weeks has been the death of Anderson's grandpa. Many of you already knew that he was sick, that he had been fighting cancer for over a year in every possible way. Up until the end of last year, he was doing "fine," but the results of some test in February showed the first signs of liver failure. We hardly had time to react... two days later, he had to be taken to the ER and, there, we got the news that we knew for a long time that we would get (although that doesn't make things any easier): there was nothing else to do but waiting. It was a question of days, according to the doctors, and everything depended on the strength of Pa. Difficult days followed that... it felt like a constant agony, we didn't know for how long was he going to stay with us: maybe a day, maybe a week. However, there was a happy moment within this sad situation that we were able to share with the family. Anderson's grandpa had the dearest wish of seeing us getting married, but we knew that that was not going to happen, unfortunately. So, in order to have him enjoy some similar happiness, we decided to get engaged that same weekend. It was not exactly a sudden decision; Anderson and I had already talked about it and, since we knew that Pa didn't have much longer, we thought about having some private ceremony with the family and share that moment with them. However, we thought we would do it around April, but plans changed. That same weekend, Anderson and I made dinner and, with the family by our side, Anderson proposed giving me the same ring that his grandpa had given his grandma 47 years before. It was a very beautiful moment for everyone, and it is very special for me to be wearing this ring. Although in Spain engagements are not celebrated, they are here (specially in the south). For that same reason, Anderson wanted to talk with my parents before actually proposing, and that's what he did. My parents understood the situation and agreed that it would be a beautiful gesture. Besides, they knew that it was coming sooner or later! They did really appreciate the fact that Anderson talked with them and explained everything...
That night in which we got engaged was the last one in which Pa got out of bed. He even had some dinner, something that he practically didn't do anymore. Two weeks later, he passed away. It has been, and it still is, a very difficult time for the family. However, we are all very happy that Pa got to live that moment of happiness before he died. And not only that one, but many others that specially during that last year we've wanted to share with him.
Recently, the mother of a very dear friend of my family passed away too. Nevertheless, I don't want to make this entry a sad one. Quite the opposite, I want to transmit a positive message, and maybe one of reflection. In cases like this, the death of a dear family member (specially a parent or a grandparent), it is difficult to find something to say that may soothe the pain of the family, something to do that may make them feel any better, some word that may not sound shallow in view of such pain... Maybe there are no words, but there are images. We all keep in our memory special moments that we lived with our loved ones. Who hasn't remembered things that we didn't even know that were in a corner of our memory when thinking about a loved one that is not with us anymore? Memory can be very helpful throughout the most difficult moments...
But it is easy to make the mistake of thinking about memory as something retrospective, and that's the reason for the title of this entry. Let's not think of our memory simply as an archive of past events. Memory is alive, and just like a plant, it needs nourishment. Everyday, we live moments that, some day, will be our memories. That's why we have to make a good use of every second of our lives, we need to be "pro-active" (now that that expression is so in vogue) and think not only in what we have lived, but in what is yet to be lived. Everyday we create new memories... It's like a piggybank in which we put a few cents everyday. Those days, we think that those few pennies are good for nothing ("what am I going to buy with this?"). But one day, something happens and we need all possible help... We go to our piggybank and, what was only a few cents each day, became a much bigger amount that help us with our problem.
Good memories are not the only thing that help us heal a wound as painful as the one left by the death of a loved one, but it is doubtlessly a good ointment to start the cure. Time, family and friends, the so-difficult-to-find positive attitude to face things... All that and more is necessary too. Nobody said it would be easy, but many have said that we are able to do great things, things we don't even believe we can do... When the last grain of sand in the hourglass falls, we shouldn't think that things are over. We only have to be strong enough to turn the glass and start over once again...
Simplemente precioso. Cálido y positivo. Te hace pensar. Partir de algo tan triste para llegar a una reflexión tan profunda... ufff, esta noche me va a costar conciliar el sueño dándole vueltas al post. Bueno, me lo voy a leer otra vez.
ReplyDeleteMil gracias, Manolo. Me alegra muchísimo que te haya gustado =)
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