Señor
presidente del gobierno, señores ministros, diputados, alcaldes, concejales, y
demás numerosos políticos españoles:
Ni van
a leer ustedes nunca estas líneas, ni yo voy a hacer esfuerzo alguno porque
lleguen a ustedes. Todos estos comentarios de los ciudadanos, recogidas de
firmas y protestas públicas varias han demostrado ser completamente inútiles a
la hora de cambiar las cosas en nuestro país. Sin embargo, yo soy una fiel
defensora del “derecho al pataleo” y por tanto, ejerzo el mío para expresar pública
y libremente mi opinión sobre la triste situación que vive España desde hace ya
años.
No
tengo una afiliación política determinada. Yo sólo creo que las personas deben
ser libres para tomar decisiones que les conciernen de manera individual, y que
el deber de un gobierno es el de asegurar el bienestar general de la población
con respecto a derechos básicos, sin entrar en juicios morales o temas
religiosos. No sé de leyes, no he leído nunca la Constitución Española de cabo
a rabo, no entiendo de economía, ni tampoco de estrategias políticas. Lo que sí
tengo es sentido común, que como alguien ya bien dijo parece ser el menos común
de los sentidos. También tengo una conciencia. Si no saben de qué hablo, les
recomiendo la lectura del cuento de Pinocchio,
donde deben prestar atención al personaje de Pepito Grillo (aunque en el libro
no recibe ese nombre), que representa esta conciencia. Por
desgracia, mucho me temo que ustedes ya despidieron a su Pepito Grillo
particular, o le hicieron una reducción de jornada, y ahora estará como muchos
otros en la cola del paro o viviendo en el extranjero.
En el
extranjero es donde yo misma me encuentro desde hace seis años, al otro lado
del océano. Y créanme, ver desde la distancia cómo unos pocos destrozan mi país,
se ríen de él, y predican a los ciudadanos que los recortes de los derechos más
básicos son la solución al problema, causan rabia y vergüenza casi por igual.
Si encima esas personas viven sin problema alguno, sin la preocupación de qué
va a pasar con sus hijos el día de mañana, si utilizan el dinero de las arcas
públicas para sus fiestas privadas, viajes, y demás caprichos, ya es cuando la
sangre de una empieza a hervir. Definitivamente, ustedes perdieron su
conciencia en su camino hacia la cumbre política.
Como ya
dije, estoy lejos de ser una experta en economía. Sin embargo, pedir un
préstamo para saldar una deuda, me parece una idea de lo más absurdo. Reducir
el dinero destinado a la educación, la sanidad, la ayuda a las personas con problemas,
etc., me parece un acto hipócrita y egoísta digno del más despreciable Judas.
Siguiendo con las referencias literarias, les recuerdo que Judas se encuentra
en la última fosa del último círculo del infierno de Dante, el más profundo
nivel que corresponde a los traidores. Y así los veo yo a ustedes, como
traidores. Los ciudadanos escuchan sus palabras, ponen su fe y su voto en
ustedes, y lo que les dan a cambio es un peor nivel de vida y una sarta de
mentiras en forma de discursos que los más ignorantes siguen creyendo y contra
los que los más avispados no tienen armas.
Sus
sueldos mensuales se cuentan en los miles de euros, pero ustedes aprueban
decretos y enmiendas que reducen a los pocos cientos el dinero con el que una
familia entera debe subsistir. Ustedes mandan a sus hijos a las mejores
escuelas privadas o al extranjero, mientras que condenan a los demás españoles
a un sistema educativo público cada vez peor y más caro. Ustedes cuentan con
sus clínicas y médicos privados, mientras que retiran fondos de la sanidad
pública, sin importarles los ancianos que con su mínima pensión no alcanzan a
comprar sus medicamentos. En definitiva, ustedes viven del cuento, a base de
contar cuentos al resto de los españoles. Si eso no es una traición, ya me
contarán ustedes qué es.
Estoy
segura de que podrían darme infinitas explicaciones “técnicas” de por qué estas
medidas son necesarias. Estoy segura de que me citarían leyes, normativas,
teorías económicas… No niego que incluso ustedes mismos hayan llegado al punto
de creerse sus propios cuentos. Pero creo que ya todos tienen edad como para
salir del mundo de la fantasía y entrar en el real. Este mundo debería regirse
por el sentido común, y ese sentido común me dice, al menos a mí, que éste es
el momento en que las grandes fortunas deben dar la cara. Tras años de haber
sido mimadas y consentidas por los gobiernos, ahora se les debe exigir que
tomen responsabilidad. Que si hay que hacer recortes, se les hagan a ellos. Que
si ha que subir impuestos, se les suban a ellos. Ya hemos pagado más que
suficiente nosotros los ciudadanos de a pie como para encima tener ahora que
arreglar los problemas creados por otros.
Según
la lógica de ustedes, España es una madre con dos hijos. Mientras juegan, el
mayor rompe un jarrón muy caro. La solución que ustedes sugieren es la de
quitarle la paga al pequeño hasta que se pague el jarrón, mientras que el mayor
sale impune, sigue con su paga semanal (que por supuesto, es mucho mayor que la
de su hermano), y es libre de seguir rompiendo lo que se le ponga por delante.
Qué más da. Ya lo pagará el pequeño… Sólo les pido cuidado con esta lógica
suya. El hermano pequeño se puede rebelar en cualquier momento.
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Dear Mr. President, ministers, members of parliament,
mayors, city councilors, and other numerous Spanish politicians,
You are never going to read these lines, and I am never
going to make any effort to make them reach you. All those comments of
citizens, collections of signatures and public protests have proven to be
useless when trying to change things in our country. However, I am a faithful
supporter of the right to complain and, therefore, I exercise mine to express
my opinion publicly and freely about the sad situation that Spain has been
living for some years.
I have no particular political affiliation. I just think
people should be free to make decisions that affect them individually, and that
the duty of any government is to ensure the general welfare of the population with
respect to basic rights, without judging moral or religious issues. I don’t
know about laws, I have not ever read the Spanish Constitution from beginning
to end, and I don’t understand economic or political strategies. What I do have
is common sense, but as someone already said, it seems to be the least common
of the senses. And I have a conscience, too. If you don’t know what I’m talking
about, I recommend you reading the story of Pinocchio,
where you must pay attention to the character of Jiminy Cricket (although he
doesn’t have that name in the book), who represents that conscience.
Unfortunately, I’m afraid that you fired your own Jiminy Cricket, or you reduced
his working hours and now he’s probably, like many others, in the unemployment office
or living abroad.
Abroad is where I have been living for six years now, across
the ocean. And believe me, watching from the distance how a few people destroy my
country, how they laugh at it, and preach to citizens that cutting the most
basic rights is the solution to the problem, makes me feel equally angry and embarrassed.
If, on top of everything, these people live without any problems, without
worrying about what will happen to their children tomorrow, if they use public
money for private parties, trips, and more, then one’s blood begins to boil.
Definitely, you lost your conscience on your way up to the political summit.
As I said, I'm far from being an expert in economics.
However, asking for a loan to pay off a debt seems to me like an absurd idea.
Reducing the money spent on education, health, helping people with problems,
etc… seems like a hypocritical and selfish act worthy of the most despicable
Judas. Following the literary references, I remind you that Judas is in the
last round of the last circle of Dante's Inferno, the deepest level
corresponding to the traitors. And that’s how I see you, as traitors. Citizens
hear your words, they put their faith and their votes in you, and what they are
given in return is a worse living situation and a pack of lies in the form of
speeches that the most ignorant ones still believe, and against which the smartest
ones have no weapons.
Your monthly salaries are counted in thousands of euros, but
you approve decrees and amendments that reduce to the few hundreds the money
that an entire family has to survive with. You send your children to study at the
best private schools or abroad, while you condemn the rest of Spaniards to an increasingly
worse and more expensive public education system. You have your clinics and
private doctors, while you take funds from the public health system, not caring
about the elderly with their minimal pensions not having enough to buy their medicines.
In short, you live off other people, while telling stories to the rest of us.
If that is not treason, you tell me what it is.
I'm sure you could give me endless “technical” explanations
of why these measures are necessary. I'm sure you would cite laws, regulations,
economic theories... I don’t reject the idea that maybe you have reached the
point of believing your own stories. But I think you are all old enough to
leave the world of fantasy and come back to the real one. This world should be
governed by common sense, and common sense tells me that this is the time when
great fortunes should come forward. After years of being spoiled and pampered
by governments, now they should be required to take responsibility. If you have to reduce funding, reduce
your funding to them. If you have to increase taxes, increase theirs. We,
ordinary citizens, have already paid more than enough, and we shouldn’t have to
pay to fix up the problems they have created, too.
According to your logic, Spain is a mother with two
children. While they play, the older one breaks an expensive vase. The solution
you suggest is leaving the younger one without his allowance until the vase is
paid for, while the older one gets no punishment, keeps his allowance (which is, of
course, much greater than the one of his brother), and is free to keep breaking
stuff. It doesn’t matter. His younger brother will pay for it, right? I’m just
asking you to be careful with this logic of yours. The younger brother may
rebel any time.