Como llevo toda la vida metida en el ambiente académico, para mí los
años van de septiembre en septiembre. Bueno, desde que vivo en USA es más bien
de agosto en agosto, pero lo que vengo a decir es que cuando me escuchéis decir
cosas como “el año pasado…”, sabed que me estoy refiriendo al año académico, y
no al del calendario del común de los mortales. Dicho esto, ¡feliz “año” nuevo
a todos!
Ha sido un verano intenso. Como siempre, se me ha hecho demasiado
corto y casi no me creo que ya estemos en septiembre, pero así es… Desde que
vivo en USA, lo que para mí cuenta como verano es el tiempo que paso en España.
Este año, como sólo pude estar un mes, pues mi verano ha durado un mes. Lo que
vino después es simplemente igual que resto del año: trabajo, pero con más
calor, y por esta zona, con más tormentas. Cada “vuelta al cole” viene con una
serie de constantes inalterables: “este año me voy a organizar bien desde el
principio”, “qué de gente… cada vez tenemos más estudiantes”, “yo no sé si voy
a poder hacer todo esto para la fecha límite”… y un largo etcétera. Nos decimos
estas cosas cada año, olvidando que el anterior dijimos lo mismo, y el anterior
a ése, y el otro… Sí, nos vamos a organizar mejor, pero siempre va a depender
de las otras 200 cosas que estamos haciendo al mismo tiempo; no, no hay cada
vez más estudiantes, son poco más o menos los mismos pero después de ver Chapel
Hill casi desierto durante el verano, parecemos no acordarnos de cómo estaba
hasta mayo; y sí, nos va a dar tiempo de hacer todo lo que tenemos que hacer,
porque sabemos que aunque no durmamos en dos días, acabaremos ese trabajo.
Situaciones, pensamientos y palabras que se repiten constantemente. Pero si hay
una constante en esta vida, es paradójicamente el cambio. Todo cambia. A veces
cambia tan rápido que no tenemos tiempo para asimilarlo, y a veces tan despacio
que no nos damos ni cuenta de que está ocurriendo. Hay que mirar atrás, incluso
más de lo que ya hacemos, para saber mejor en qué dirección mirar hacia adelante.
Hace unos días, el 28 de agosto, se cumplieron 50 años del discurso de
Martin Luther King Jr., del famoso “yo tengo un sueño” a los pies del monumento
a Lincoln en Washington D.C. 50 años no son gran cosa. La esperanza de vida
media mundial es de unos 70 años, así que hablamos de menos de la vida de una
sola persona. Sin embargo, en 50 años han ocurrido muchas cosas. Para empezar,
creo que el mismísimo MLK se sorprendería, con mucha alegría, de que 50 años
después de su discurso, vive en La Casa Blanca el primer presidente negro de
Estados Unidos, que se encuentra allí por segundo término consecutivo.
Hace unos 50 años USA estaba en guerra con Vietnam, en plena Guerra
Fría, comenzaron los conflictos en Irlanda del Norte, Stonewall inició los
movimientos a favor de los derechos de los homosexuales, tuvo lugar la crisis
de misiles en Cuba, 32 países africanos ganaron su independencia, J.F. Kennedy
fue elegido presidente de USA y asesinado dos años después, se comenzó la
construcción del muro de Berlín, murió Juan XXIII, Rusia era aún la Unión
Soviética, el Che fue ejecutado en Bolivia, el hombre cada vez estaba más cerca
de alcanzar la luna para hacerlo finalmente en 1969, año en el que también se
lanzó el prototipo de lo que hoy llamamos Internet, se realizó el primer
trasplante de corazón, Elvis y los Beatles conquistaban las emisoras de radio
mientras Mary Poppins, 2001: Odisea en el Espacio, Desayuno con Diamantes y El Planeta de los Simios hacían lo
propio en los cines. Hace unos 50 años…
La media de vida hoy es de 70 años, pero no siempre ha sido así.
Pongamos que son 50, para tener un número redondo. Esto significaría que 2.000
años de historia sería el equivalente a la vida de 40 hombres. Puesto de esta
forma, 2.000 años no parecen tanto… ¿Qué son entonces 50? Sin embargo,
seguramente eran pocos los que hace 50 años pensaban que el 2013 sería como es. Un
mundo globalizado en el que gran parte de la población habla diferentes idiomas,
tiene distintas herencias culturales y lingüísticas, viaja regularmente y
conoce nuevos países, se comunica con seres queridos que viven lejos a través
de ordenadores y cámaras que les permiten verse y charlar como si estuvieran en
la misma habitación, un mundo en el que en la mayoría de los países hay
sufragio universal, en el que prácticamente toda la información que uno pueda
desear se encuentra en Internet. Un mundo que, en definitiva, ha cambiado
mucho.
Pero, ¿ha cambiado lo suficiente? Este mundo tan moderno y avanzado
del que nos enorgullecemos está poblado por más de 7,000 millones de personas.
A pesar de que el planeta tiene recursos para abastecer a todas y cada una de
ellas, más de la mitad viven en extrema pobreza. 22.000 niños mueren cada día
por falta de medios. A pesar de estas cifras, la principal causa de muerte
durante toda nuestra historia ha sido lo que hoy calificamos como extremismo
religioso. Quizás relacionado con esta interpretación errónea y extrema de las
principales religiones en el mundo, cabe decir que un 15% de la población mundial
es analfabeta. En definitiva, mucho ha cambiado, pero mucho más debe cambiar.
Generalmente pensamos que nosotros, individualmente, no podemos hacer
nada para promover esos cambios. Una imagen vale más que mil palabras.
Esta histórica imagen nos demuestra que un hombre puede parar un
tanque, y hasta una fila de ellos. Nadie sabe quién era este manifestante, la
historia no ha podido darle nombre. Pero durante la revuelta en la Plaza de
Tiananmen en China en 1989, él literalmente se alzó por lo que creía. Lo que ahora
puede parecernos imposible o extremadamente difícil, puede conseguirse, pero
quedarse de brazos cruzados no es la forma de hacerlo. El corazón es el
principal órgano del cuerpo, y sin él no hay vida. Sin embargo, a pesar de ser
un órgano tan poderoso, depende de las pequeñas células en nuestro cuerpo, que
deben hacer su trabajo para que él pueda hacer el suyo.
A veces no es necesario plantarse inmóvil delante de un tanque para
probar algo. Desde nuestra posición en la sociedad (abogados, educadores,
médicos, padres, voluntarios, curas, policías, atletas, artistas…), lo que
hacemos se refleja en el resto. Igual que en la técnica del puntillismo,
millones de puntos minúsculos se unen para formar un todo único y coherente.
No pensemos que ya está todo hecho, o dejemos que otro se encargue de
lo que queda por hacer. Como dijo Gandhi, “Sé el cambio que quieras ver en el
mundo”.
Since I’ve been in academic environments all of my life, for me years go from September to September. Well, since I’ve lived in the US it’s more like from August to August, but what I mean is that when you hear me say things like "last year...", know that I am referring to the academic year, not to the regular calendar. That being said, happy new "year" to all of you!
It's been a busy summer. As always, I found it too short and I can
hardly believe that we’re already in September, but we are... For as long as
I’ve lived in the US, what counts for me as summer is the time I spend in Spain.
This year, since I could only be there for a month, my summer has lasted a
month. What came afterwards was just like the rest of the year: work, but with
more heat, and around this area, with more storms. Each "back to
school" comes with a series of unchanging constants: "this year I'm
going to be more organized right from the beginning," "so many people...
we have more and more students each year," "I don’t know if I can do all
this by the deadline," and so on. We say these things every year,
forgetting that the year before we said exactly the same thing, and the one
before that, and the other... Yes, we are going to be more organized, but it
will always depend on the other 200 things we're doing at the same time; no,
there are not more and more students, there are more or less the same, but
after seeing Chapel Hill almost deserted during the summer, we don’t seem to
remember how it looked up until May; and yes, we’ll do all that stuff we have
to do, because even if we don’t sleep in two days, we’ll finish the job.
Situations, thoughts and words that are repeated constantly. But if there’s one
constant in life, it's paradoxically change. Everything changes. Sometimes it
changes so quickly that we have no time to assimilate it, and sometimes so
slowly that we don’t even realize it’s happening. We have to look back, even
more than we already do, to know better in what direction to look forward.
Only a few days ago, August 28 marked the 50th anniversary of the
speech of Dr. Martin Luther King Jr., the famous "I have a dream" at
the feet of the Lincoln Memorial in Washington D.C. 50 years is not much. The
global average life expectancy today is about 70 years, so we're talking about
less than the life of one person. However, a lot has happened in 50 years. For
starters, I think MLK himself would be surprised, with great joy, that 50 years
after his speech, the first black president of the United States lives in the
White House, and that he’s there for his second consecutive term.
About 50 years ago, the US was at war with Vietnam, in the middle of
the Cold War, conflicts started in Northern Ireland, the Stonewall movements
began the fight for the rights of homosexuals, there was the missile crisis in
Cuba, 32 African countries gained independence, J.F. Kennedy was elected
president of the United States and murdered two years later, the Berlin Wall
started to be built, Pope John XXIII died, Russia was still the Soviet Union,
Che Guevara was executed in Bolivia, we were getting closer to reaching the
moon to finally do it in 1969, the same year in which the prototype of what we
now call the Internet was launched, we performed the first heart transplant,
Elvis and the Beatles conquered radio stations as Mary Poppins, 2001: A Space
Odyssey, Breakfast at Tiffany's
and the Planet of the Apes did the
same in theaters. About 50 years ago...
Life expectancy is 70 years today, but it has not always been so. Let’s
say it’s 50, to have a round number. This would mean that 2,000 years of
history would be equivalent to the lives of 40 men. When we put it this way, 2,000 years
do not seem like much... Then what about 50? However, surely there were few people
back in the 60s who thought that 2013 would be as it is. A globalized world in
which much of the population speaks different languages, has different cultural
and linguistic heritages, travels regularly and visits other countries,
communicates with loved ones far away via computers and cameras that allow them
to see each other and talk as if they were in the same room, a world in which
in most countries there is universal suffrage, in which virtually all the
information you could want is on the Internet. A world, in short, that has changed
much.
But has it changed enough? This very modern and advanced world of
which we are so proud is populated by more than 7 billion people. Although the
planet has resources to supply each and every one of them, more than half of
the population lives in extreme poverty. 22,000 children die every day for lack
of means. Despite these figures, the leading cause of death throughout our
history has been what we now describe as religious extremism. Perhaps related
to this erroneous and extreme interpretation of the major religions in the
world, it must be said that 15% of the world population is illiterate. In
short, much has changed, but much more needs to change.
We usually think that we, individually, can do nothing to promote
these changes. A picture is worth a thousand words.
This historic image shows that a man can stop a tank, and even a row
of them. Nobody knows who this demonstrator was, history has not been able to
name him. But during the uprising in Tiananmen Square in China in 1989, he literally stood
for what he believed. What now may seem impossible or extremely difficult, can actually
be achieved, but sitting down motionless is not the way to do it. The heart is
the main organ of the body, and there’s no life without it. However, despite
being so powerful, it relies on the small cells in our body to do their job in order to do its own.
Sometimes it’s not necessary to stand in front of a tank to prove
something. From our position in society (lawyers, teachers, doctors, parents,
volunteers, priests, policemen, athletes, artists...), what we do is reflected
in the rest. As in the technique of pointillism, millions of tiny dots come
together to form a single coherent whole.
Do not think that everything has already been done, nor let someone
else handle what still needs to be done. As Gandhi said, "Be the change
you want to see in the world."